Las consecuencias más comunes en un cuadro de estrés en gatos son las enfermedades como la diabetes, problemas gastrointestinales, formación de cristales, dermatitis o pérdida de pelo, entre otros.

Si tu gato está actuando extraño, lo más seguro es que esté estresado. El estrés en los felinos se puede manifestar de muchas maneras, con cambios en el comportamiento, trastornos digestivos, agresividad y problemas de salud en general. Es importante saber cómo tratar a un gato estresado para mejorar su calidad de vida y evitar futuros problemas de salud.

Pero, ¿qué señales debo tener en cuenta? La especialista y veterinaria de Gabrica, Susana Salas, afirma que

“En general los gatos, por su especie, son más sensibles al estrés generando diversos tipos de señales, como dejar de acicalarse, mostrando un pelaje desordenado y sucio; orinan fuera de la caja de arena; manifiestan una agresividad excesiva; cambian su rutina habitual; dejan de comer o disminuyen su consumo; maullidos constantes; se pueden esconder o buscar refugios nuevos, entre otras”.

Otras señales son problemas de la piel, a la vejiga y gastrointestinales. También cuando vocalizan excesivamente con gruñidos o silbidos, presentan movimientos cautelosos, rechazan al contacto, o se asean obsesivamente. Incluso se sabe que algunos gatos llegan a lamerse tanto, que se provocan daños importantes en su piel debido al estrés.

Ante esto, la veterinaria de Gabrica recomienda que dentro de las primeras acciones hay que

“En lo posible, identificar la causa que está provocando el estrés, para poder eliminarlo. Puede deberse al ingreso de un nuevo integrante, cambios de casa, viajes. Otra forma de aliviar el estrés es administrar un suplemento nutracéutico formulado (como OHM) para generar alivio a la ansiedad, a partir de productos como el triptófano y tiamina, aminoácidos que modulan la respuesta neuronal para liberar serotonina, es decir, este neurotransmisor hace que disminuya el estrés, porque genera un estado de bienestar, atenuando también el cortisol (hormona que produce el estrés)”.

Algunas causas que pueden provocar estrés en un gato son:

  • Factor genético: algunos gatos de nacimiento son más propensos a tener niveles altos de estrés y tienen mayor probabilidad de presentar ansiedad. El carácter de un felino depende de la influencia ambiental y de sus genes heredados. En otras palabras, si un felino genéticamente es más tímido que otro, puede presentar niveles de estrés más altos que un gato sociable.
  • Aprendizaje: los gatitos tienen un periodo de aprendizaje de socialización con sus pares y con los humanos que es alrededor de la segunda hasta la octava semana, donde aprenden cuáles son las situaciones normales. Cualquier estímulo negativo a esa edad, podría tener efectos en su carácter, entre ellos mayor predisposición al estrés y ansiedad.
  • Entorno: situaciones negativas como una mala relación con el dueño, alteración de la rutina, ausencia del padre de mascota, llegada de un nuevo gatito, otro animal o persona, discusiones en su hogar, una casa con muchos gatos, mal acceso al agua y comida, todos los antecedentes anteriores son factores que predisponen a que un gato se estrese.

Es así como, los gatos son animales que se estresan con facilidad, la especialista de Gabrica indica que,

“Genéticamente, los gatos son una especie de mamíferos que son más susceptibles al estrés debido a que son los únicos animales domésticos que mantienen una conducta de caza, por lo cual deben estar preparados y alerta para esta actividad, obviamente este cuadro va a ser diferente dependiendo de cada animal, su historia desde que nace hasta que es adoptado por una persona”.

Además, la veterinaria agrega que,

“En general no existe una edad en la cual es más común el estrés en gatos, siempre que se presente el factor desencadenante, el animal va a liberar el cortisol, que en concentraciones elevadas genera la sintomatología asociada a este proceso, pero verdaderamente las respuestas a los estímulos anteriormente mencionados son un mecanismo fisiológico de supervivencia, donde los animales están adaptados a responder con lucha o huida”.

Las consecuencias del estrés

Las consecuencias más frecuentes que puede provocar un cuadro prolongado de estrés son las enfermedades crónico degenerativas como la diabetes, problemas gastrointestinales como acidez, reflujo gastro-esofágico, vomito, diarrea, en vías urinarias como cistitis, formación de cristales, problemas de piel como dermatitis y pérdida de pelo.

Cuando un felino está estresado, una de las áreas más afectadas con estos cuadros es su pelaje, porque cuando están con mucho estrés pueden ocurrir dos cosas: que se acicalen de manera excesiva y esto genere pérdida del pelaje, o que se acicalen menos frecuentemente o dejen de hacerlo lo que provocará que el pelaje esté enredado, sin brillo, hirsuto. En ambos casos hay daños significativos en la piel y pelaje.

Pero, así como sufre la mascota, también lo hace el dueño.

“Un gato estresado puede generar tales cambios de conducta que molesten en demasía al dueño, acciones como orinar o defecar fuera de la caja de arena, arañar muebles, hiperactividad durante la noche, agresividad con otros miembros de la familia u otros animales de la casa. Todos estos comportamientos indeseados para los padres de mascotas también provocan preocupación, ansiedad y estrés por no saber cómo solucionar esta situación”.

En cuanto a los plazos, la veterinaria estima que,

“El estrés puede durar tanto como esté presente el estímulo que lo está generando, por lo tanto, hay que estar atentos al entorno para poder identificarlo y de esta manera eliminarlo a tiempo para que el efecto se revierta lo antes posible”.

De esta forma, el estrés se puede prevenir identificando el o las causas que lo generan y así sortear que aparezcan este tipo de cuadros. Finalmente, la veterinaria de Gabrica, Susana Salas aconseja,

“Evitar cualquier cambio en los hábitos diarios de la mascota, y si se debe viajar o visitar al médico veterinario, tratar de disminuir al máximo el estímulo con moduladores de la ansiedad que sean naturales, idealmente con cinco días de antelación para que cuando llegue el día evento estresante no genere una respuesta, como agresividad o indocilidad para manejarlo”.

Estar atentos y anticiparse en estos casos nos evitará vivir malos ratos con nuestra mascota.