Claudia Fasani, jefa nacional de educación inicial del Hogar de Cristo

Este fin de semana nos golpeó el caso de una mamá que le daba explicaciones a la profesora porque su hijo no asistiría a sus clases virtuales. “No es por flojito. No tengo pan para el desayuno. Sólo me queda arroz y prefiero que duerma hasta tarde y cuando despierte dárselo de almuerzo. No tengo nada más”.

Estremecedor.

Tan estremecedor como el dato que traían los diarios este domingo: la alarmante cifra de abandono a causa de la 'pandemia' en la educación parvularia, que alcanzó su punto más alto de los últimos 10 años. En prekínder han salido casi 4 mil niños, un 25% más que en 2020 y un 98% más que en 2012. Y en kínder, el abandono aumentó un 48%, entre 2020 y 2021. En la región de Valparaíso, son 786 los pequeños que han abandonado, más de un 28% que en 2020.

Es razonable pensar que la educación inicial al no ser obligatoria, tiene tasas de abandono similares a las de kínder y prekínder. Antes de la 'pandemia' el 46% de 3 años no asistía a salas cuna ni jardines infantiles. Y un alto porcentaje de los padres de los 62 mil más pobres preferían no llevarlos por desconfianza o temor a las exigencias, privándolos de una etapa clave del aprendizaje, lo que se logra fundamentalmente en la participación presencial y en la interacción con otros niños.

Un estudio del Centro Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica entregado a mediados de marzo, hecho entre 240 niños de 3 a 4 años en 7 jardines infantiles de la Región Metropolitana, es concluyente: “La 'pandemia' y su impacto sobre la dificultad para hacer clases presenciales ha producido brechas de aprendizaje. El rezago en vocabulario, desarrollo general y socioemocional, es importante, los niños evaluados demuestran un desempeño muy menor que el logrado por una población equivalente en 2017”.

¿Qué hacer para minimizar el daño de la que será la generación de la 'pandemia', en particular de los más vulnerables y pequeños? Es clave convocar a todos los expertos para definir cómo lo haremos una vez que volvamos a la normalidad. Nivelar a la generación de la 'pandemia' es una oportunidad para construir sistemas educativos más equitativos, seguros, con innovaciones constantes, impidiendo profundizar una brecha que a largo plazo significará una pérdida de capital humano difícil de revertir.