Llegan las primeras notas del semestre académico y muchos padres se niegan a aceptar que las calificaciones rojas pueden ser producto de potenciales problemas de aprendizaje y no de la flojera. Por ello, la psicóloga Susana Arancibia, docente de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, llama a los padres a evitar los prejuicios y no dudar en consultar con especialistas, de modo de tener un diagnóstico precoz.
“Resulta habitual que la primera reacción sea ´proteger´ al hijo y culpar al cuerpo de profesores por los deficientes resultados obtenidos. Sin embargo, es importante entender que los niños que presentan problemas de aprendizaje poseen niveles de desarrollo cognitivo similares al promedio de sus compañeros y que mientras más rápida sea la reacción de los adultos para asumir y enfrentar estas dificultades, los niños obtendrán ayudas efectivas que potencien sus aprendizajes”, afirma Susana Arancibia.
El rol de los padres es clave para apoyar a sus hijos cuando presentan dificultades para aprender. Y es que ello no solo puede traducirse en malas calificaciones, sino que, peor aún, en problemas de autoestima. Por eso, una especialista de la Universidad del Pacífico entrega importantes recomendaciones.En este sentido, la especialista en Neurociencia y Salud Mental plantea que la falta de un diagnóstico adecuado puede traer serias consecuencias en el niño a nivel psicológico. “Mientras más tardío haya sido el diagnóstico, es probable que mayor sea el daño de su autoestima”, advierte. Por lo mismo, entrega algunas importantes recomendaciones para que los padres apoyen a sus hijos cuando sufren problemas de aprendizaje:
Potencie su autoestima. Use mensajes positivos; crea en sus habilidades y competencias acorde a sus posibilidades; otorgue responsabilidades gradualmente. En la medida que el niño sea estimulado, se sentirá capaz de conseguir las metas propuestas.
Baje las expectativas personales de los adultos y céntrese en el esfuerzo que el niño imprime a cada acción, con independencia de las calificaciones. Todas las personas tendemos a esforzarnos por lograr una meta cuando somos reforzados positivamente.
Ayude a los niños a generar hábitos de estudio. Establezca horarios claros y estables. Recuerde que no debe disminuir la exigencia, sino que adaptarla a las necesidades de cada hijo.
Potencie en el niño distintas habilidades, más allá de lo cognitivo. Pueden ser de carácter deportivo, social o afectivo. Lo importante es comprender que la dificultad para aprender es sólo una parte de su existencia.
Desincentive los comportamientos inadecuados o violentos, evitando imponer el castigo físico como medida disciplinaria, ya que esto potencia la aparición de la conducta que se trata de extinguir.
De instrucciones claras, breves y precisas. Esto ayudará al niño a comprender mejor el mensaje.
La rutina, el orden y la organización de los espacios y tiempos es primordial. Los hijos deben tener claridad respecto de aquello que deben hacer, cuándo y dónde lo deben cumplir.
Fomente las habilidades sociales. En la medida que los niños juegan con otros, aprenden la experiencia de la autorregulación a través de la socialización con los pares.
Finalmente, la docente de la Universidad del Pacífico indica que es fundamental entender que el niño debe sentir que es un orgullo para sus padres. “Ellos perciben los afectos de una forma mucho más clara que los adultos y no aprenderán con una charla, sino que crecerán con el ejemplo que día a día le otorgan quienes lo aman. Así, padres e hijos emprenden un camino que genera beneficios no esperados, tales como la capacidad de superar obstáculos, resiliencia, tenacidad frente a las situaciones adversas, resolución creativa de conflictos, entre muchos otros, todas habilidades blandas que le permitirán a ese hijo o hija enfrentar la vida con mayores recursos personales”, concluye Susana Arancibia.