Las diferencias de opinión con otras personas están a la orden del día. Los conflictos pueden surgir con tu pareja, algún familiar, amigo, colega de trabajo o vecino, es decir, finalmente en cualquier espacio en que establezcas contacto con otro individuo. Pero, ¿cómo solucionar un problema con otra persona?
Las rencillas surgen en las relaciones familiares, amorosas, laborales, con amistades o vecinos y es importante saber cómo enfrentarse a esas situaciones. Una experta en calidad de vida y en resolución de conflictos explica cuál es la manera correcta para superar los problemas interpersonales.“Lo primero que uno tiene que considerar es que un conflicto es una oportunidad para generar una nueva situación mejorada producto de ese momento específico. Una vez que somos capaces de identificar dónde está el problema (qué es realmente lo que molesta) debemos explicitarlo. Lamentablemente hay muchos conflictos que quedan encubiertos, que nunca se verbalizan. Esa actitud va deteriorando la relación, tensionándola, además de generar un doble estándar, ya que la persona se relaciona como si no pasara nada, pero en realidad está muy molesto”, explica Karina Gatica, Directora del Magíster en Resolución de Conflictos y Mediación Sociofamiliar de la Facultad de Ciencias Humanas y Educación de la Universidad del Pacífico.
Sin embargo, esto no significa que siempre la mejor opción sea comunicar las desavenencias. De hecho, la especialista da un sabio consejo: hay que escoger bien las batallas a librar. “Hay espacios y relaciones donde uno puede evaluar si es necesario hablar o no. A veces lo mejor es no hacerlo, no ahondar en la molestia. Esto suele suceder cuando el conflicto es fugaz y se da con una persona que no volveremos a ver y con quien no tenemos afectos involucrados. Pero cuando las diferencias son con seres queridos, lo mejor es hablar y solucionarlo, porque son relaciones nutritivas, como familias, amigos y gente que ves todo el tiempo y que quieres”, recalca Gatica.
Para resolver un conflicto con un ser querido, como familiares o amigos, lo más recomendado es hablar sobre lo que está incomodando a las partes, pero en el momento oportuno. “Hay que explicitar los conflictos y ojalá que no sea en el momento de rabia, de pena, ni tampoco mucho tiempo después de lo ocurrido. Lo importante es que la persona trate de racionalizar el conflicto y que hable desde allí y no desde la emoción”, aconseja la experta en calidad de vida.
El temido ‘Tenemos que hablar’
Cuando se decide hablar lo que incomoda o aclarar alguna situación, hay que prepararse y tener una actitud receptiva. “Hay que ser capaz de hablar el conflicto, de decir realmente lo que te pasa con la situación. Más que el momento preciso, existe la postura adecuada, es decir, cuando ambas partes están dispuestas a conversar con una actitud que favorezca el diálogo. A veces la gente dice ‘tenemos que hablar’, pero en el fondo la persona quiere expresar lo que siente él y no el otro”, puntualiza la Directora del Magíster en Resolución de Conflictos y Mediación Sociofamiliar de la U. del Pacífico.
Según la docente de la Facultad de Ciencias Humanas y Educación, en Chile esquivamos el diálogo previo y optamos por la vía legal de manera inmediata. “En Chile estamos acostumbrados a resolverlo todo vía legal. Tenemos que entender que previo a eso hay otra instancia, que es la resolución pacífica de conflictos. Para esa vía es necesario tener un mediador, un tercero, cuya función es abrir y moderar la conversación con el otro”, indica Gatica.
Por lo tanto, si es difícil entablar una conversación para resolver un conflicto, debes buscar un tercero neutral. “En un grupo siempre hay personas que tienen características de un buen mediador, como ser abierto al diálogo, ser empático y tolerante. También hay personas que han estudiado para hacer de mediadores en un conflicto, no sólo en la familia, sino también con los vecinos, pacientes, en el trabajo, en el colegio”, señala la especialista.
Sin duda, el ítem más difícil para superar un conflicto es la mediación en sí, es decir, que las partes asuman que deben ceder en algunos aspectos para establecer un acuerdo con otro. “Todos siempre queremos ganar, es decir, no cedemos ante nada y por eso vamos a la justicia antes de intentar una etapa previa de diálogo. Hay que entender que en la mediación uno tiene que ganar, pero también quizás aceptar perder algo que quería, porque al final la ganancia que se tiene de ese proceso es mucho mayor que el ganar en tribunales”, asegura Directora del Magíster en Resolución de Conflictos y Mediación Sociofamiliar de la Facultad de Ciencias Humanas y Educación de la Universidad del Pacífico.