Cada vez es más común escuchar que hay gente que desarrolla crisis de pánico o de angustia extrema. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado en 2009, una de cada veinte personas sufrirá un trastorno de pánico en su vida, por lo que debiéramos aprender a conocer este mal para saber cómo reaccionar con nosotros mismos y con nuestros cercanos.
Palpitaciones, sudoración y miedo extremo, entre otros síntomas, son los que experimentan aquellas personas que sufren de Crisis de Pánico. Sin embargo, cuando es algo que se vive por primera vez, la mayoría de las veces no se tiene conciencia de que es algo pasajero y no necesariamente fatal.“El ataque de pánico es la aparición brusca de un miedo intenso. Su vivencia es tan fuerte que la persona lo asocia a la sensación de muerte o a que algo muy grave le va a pasar. La frecuencia y la intensidad con la que ocurren son variables y pueden aparecer en cualquier momento y sin un motivo especial”, señala la psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico, Soledad Sepúlveda.
¿Cómo saber si tengo o he tenido una crisis? “Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, hay aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos: palpitaciones, frecuencia cardíaca rápida o latidos fuertes; sudoración; temblores; sensación de ahogo o dificultad para respirar; sensación de atragantarse; malestar torácico; náuseas o molestias abdominales; inestabilidad, mareo o desmayo; sensación de que las cosas no son reales, o estar ajeno a sí mismo; miedo a perder el control o volverse loco; miedo a morir; sensación de entumecimiento u hormigueo en manos, pies o cara; escalofríos o sofocaciones”, explica la experta.
Para la especialista de la U. del Pacífico, cualquier persona puede padecer crisis de pánico. “Los más susceptibles son quienes tienen antecedentes familiares o han vivido eventos importantes, como separaciones o pérdidas, enfermedades, traumas o cambios significativos en la vida. Asimismo, las personas ansiosas podrían estar más propensas a tener estas crisis”, menciona Sepúlveda.
¿Cómo se trata?
La psicóloga experta de la Universidad del Pacífico comenta que si estas crisis perduran en el tiempo se pueden transformar en un Trastorno de Pánico, lo que es una condición más permanente. Por eso importante que las personas que sufren este problema se traten con un psiquiatra. “El tratamiento implica medicamentos antidepresivos de efectos antipanicosos, fármacos ansiolíticos y terapia psicológica”, precisa.
Soledad Sepúlveda agrega que como esta dificultad puede ser muy limitante en la vida cotidiana, debe tener tratamiento a la brevedad posible. “La condición podría empeorar y además hay que descartar otros problemas de salud con los que se puede confundir”, aclara.
¿Y qué hacer si alguien cercano sufre ataques de pánico? “Si es la primera vez que le ocurre sería conveniente buscar atención médica para descartar algún problema de salud física y brindar apoyo farmacológico inicial. Si ya lo ha sufrido con anterioridad, hay que ayudarlo a calmarse y decirle frases tranquilizadoras como: ‘respira, esto va a pasar, no te ocurrirá nada grave’, ‘es sólo angustia’. Hay que tratar de que busque apoyo profesional y pasar tiempo con la persona, ayudarlo a encontrar momentos para hacer las cosas que disfruta y brindarle comprensión y cariño”, indica la especialista.
Y como en todo orden de cosas, lo relevante está en la prevención. Para ello, la psicóloga de la Universidad del Pacífico ofrece algunos consejos:
- Cuida tu bienestar: trata de comer sano y equilibrado; haz alguna actividad física, aunque no tengas ganas, hasta caminar sirve; procura dormir mejor y trata de distraer tu mente; no consumas alcohol o drogas, ni estimulantes como las bebidas energéticas o la cafeína.
- Maneja el estrés: siempre tendremos situaciones que nos preocupen en nuestras vidas, por eso es importante buscar apoyo para manejar el estrés y aprender técnicas de relajación. Disciplinas como el yoga o pilates son de mucha ayuda.
- Establece redes de apoyo: busca en tu familia o amigos alguien que te escuche, que te contenga.
- Se puede superar: Debes tener en cuenta que esto es superable. A muchas personas les ha pasado lo mismo y aunque parezca difícil creerlo, se puede salir de ello.