El hidrógeno verde nos da la oportunidad de liderar la transición mundial hacia energías más limpias y mejorar la calidad de vida a nivel local (…) En materia de hidrógeno verde nuestro objetivo es convertirnos en uno de los principales productores del mundo
—señalaba el Presidente Gabriel Boric, en la Cuenta Pública que entregó al país el pasado jueves 1 de junio.
En Chile la realidad del hidrógeno verde parece estar a la vuelta de la esquina. Actualmente existen por lo menos cinco proyectos internacionales en carpeta para desarrollar una industria ligada a esta nueva forma de energía. Porshe y Siemmens son dos de los nombres que un plazo mínimo de ocho años, y uno máximo de 12, deberían estar funcionando en el sur de nuestro país. Por lo mismo es que las instancias de información y educación en torno al tema cada vez son más recurrentes.
Hace un par de días se llevó a cabo el seminario Hidrógeno Verde en Magallanes, realidad y desafíos. En la instancia académicos de distintas universidades, así como también diversas autoridades de la zona, expusieron desde variados puntos de vista el impacto industrial, ambiental y social que tendrá la producción de este producto.
Uno de los puntos importantes que se destacó en las exposiciones fue el ámbito portuario, en donde los desafíos se centran tanto en la construcción de nuevos espacios como en la renovación de los ya existentes. En este ámbito, el profesor de la Escuela de Ingeniería en Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Matías Valenzuela, destacó los aspectos mínimos para que un puerto pueda funcionar como punto de tránsito y de almacenamiento del hidrógeno verde.
Los aspectos mínimos tienen que ver con la disponibilidad de suelo, es decir la necesidad de contar con un espacio necesario para llevar a cabo este tipo de proyecto. La eventualidad de contar con agua y un sistema de refrigeración pertinente, además de estar conectado con el entorno en el ámbito industrial, además de lo mínimo, un puerto en el cual se trabaje con hidrógeno verde debe tener zonas de almacenamiento, estructuras de abrigo para que entreguen la adecuada intermodalidad entre las embarcaciones y el transporte terrestre y conexión con la ciudad, como mínimo.
Además, el profesor Valenzuela, quien actualmente realiza estudios y proyectos en torno a la construcción de puertos en distintas zonas del país, agrega que estas instalaciones no solo deben ser las principales vías de distribución del hidrógeno verde, tanto de forma nacional como internacional, sino que también se pueden transformar en productores del uso alternativo de combustibles como propano, metanol, amoníaco y el mismo H2.
Para el académico, cada puerto debe tener su propia planificación, la cual debe estar ligada a diversos factores. “Los puertos destinados al hidrógeno verde deben incentivar el uso de energías renovables, producir sus propios combustibles, promover la electromovilidad al interior del recinto portuario y deben tener una estrategia de mitigación contra amenazas naturales. Hay que pensar muy bien el puerto para que sea robusto y resistente”, señala el profesor de la PUCV, Matías Valenzuela.
Además, según la visión del docente, se debe integrar el ámbito social dentro de toda la planificación.
“La ubicación del puerto es sumamente importante, ya que también cumple un rol social. Se debe aperturar y ceder espacios para el uso público. También se deben mejorar o crear nuevos accesos y establecer un reordenamiento de las distintas actividades que se originen en el lugar”.
En Estados Unidos este tipo de puerto integral ya es toda una realidad y hace un par de años se trabaja de esta manera.
“Además debemos trabajar con energía renovables. En el caso de Magallanes, su principal característica es el viento”,
— finalizó Valenzuela, quien fue parte del seminario Hidrógeno Verde en Magallanes, realidades y desafíos.