Y se salvó Chispita. Fueron casi 100 años los que alcanzó a vivir la marca Chilectra, acrónimo patrio para nuestra principal empresa de electricidad. Así como vimos partir a LAN, CTC, ALMAC y tantas otras, esta vez le tocó el turno a la distribuidora energética.
Son signos de los tiempos, dirán algunos. Globalización, progreso, decadencia, para otros. Lo concreto es que en muy poco tiempo ya no veremos el tradicional logotipo azul y amarillo en calles, cuentas y boletas, el que será reemplazado por uno multicolor y de críptico nombre: ENEL.
De esta forma se unificará con el resto del mundo y aprovechará las sinergias propias de la concentración y economía de escala. Este fenómeno ayudará a consolidar el fin del siglo XX, dando paso a esta nueva era, donde las empresas globales avanzan en la conquista de nuevos mercados.
Todo indica que las marcas de los países con economías pequeñas como la nuestra, y de baja población, serán absorbidas paulatinamente por los grandes players mundiales. Así es el juego de la competitividad y debemos acostumbrarnos. A la cola tenemos a LIDER que ha aguantado estoicamente, a pesar de que ya adaptó su logotipo al de Walmart, siendo inminente su cambio total.
¿Quién gana? Gana la empresa controladora. Ya que hace más eficientes sus procesos. Gana, de algún modo también el consumidor, facilitando su actuar global. Y ganan por supuesto los colegas de marketing y promoción, cambiando toda la imagen de cuanto soporte exista. Se estima en cerca de un millón de dólares el costo de la adaptación. Esto sin contar la inversión en la campaña publicitaria de “instalación” del nuevo nombre…
¿Quién pierde? Esto parece ser más claro. Pierden los millones de consumidores que sienten cómo su medioambiente orgánico-social, propio, local, chileno, comienza a desaparecer y, con él, se esfuman los referentes simbólicos que, en definitiva, construyen la propia cultura. Pasa en los barrios con la llegada de los edificios; pasa en el fútbol con las sociedades anónimas. Pareciera que las ventajas del llamado progreso tienen un costo escondido que en algún momento deberemos pagar.