Esta semana presentamos en el Senado el libro “Violencia Sexual Contra la Infancia, el avance legislativo y sus desafíos”, una publicación que tiene como fin plasmar el camino que ha hecho Chile para avanzar en la protección de los derechos de los niños y ahondar en los importantes cambios en la legislación que se han producido en los últimos 15 años en materia de abusos sexuales contra la infancia.
Como Presidente del Senado, para mi era una motivación tremenda impulsar una iniciativa cómo esta, ya que estamos dando cuenta de todo el trabajo que hemos realizado en el Congreso Nacional en un tema que para mi ha sido el foco de mi trabajo legislativo; la lucha contra la pedofilia y el resguardo de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
En más de una ocasión me han preguntado acerca de cuál fue el motivo que me llevó a involucrarme tan profundamente con los temas de infancia y, particularmente, con los problemas relacionados con el maltrato y el abuso sexual que afectan a muchos niños y adolescentes de nuestro país. En mi caso, la causa no ha sido ni un interés académico ni político en abstracto, sino el conocimiento directo que de este drama he podido adquirir durante estos años a raíz de mi trabajo en terreno como parlamentario.
En este sentido, en 1998, como diputado por la región de Coquimbo, me tocó conocer muy de cerca un impactante caso de abuso sexual infantil. En aquella oportunidad, la madre de la víctima se acercó para transmitirme su importancia por el hecho que el abusador, no obstante estar condenado a pena de cárcel, se encontraba en libertad, lo que le permitía acercarse al niño y reírse de la familia. Para esa madre y sus seres queridos, el dolor era cotidiano y la reparación del daño causado, una ilusión.
Este caso, entre otros, nos alertó acerca de la necesidad de aumentar las penas con que se castigan los delitos sexuales que tenían por víctima a niños, niñas y adolescentes. Iniciamos entonces el trabajo de revisar nuestro marco normativo y efectuar propuestas legislativas que permitieran subsanar vacíos o deficiencias que en la práctica generaban situaciones gravísimas de impunidad.
De esta forma entonces, comenzamos un trabajo arduo con distintos especialistas, lo que nos llevó a presentar el año 2002 una primera iniciativa que con la que buscábamos endurecer las penas asignadas a la pornografía infantil y fortalecer las facultades investigativas especiales de las policías, pues considerábamos que en este ámbito nuestra legislación presentaba importantes debilidades, considerando el rápido y masivo desarrollo que estaba teniendo internet y las tecnologías de la información y la comunicación en general.
Esta iniciativa se transformó en ley en 2004. Si bien a este proyecto han seguido muchos otros, 52 de mi autoría para ser exactos, éste es, a mi parecer, el más importante de todos por los significativos cambios que introdujo y por el aumento de penas que provocó en algunos delitos como el de violación, lo que adicionalmente, limitó el uso de medidas alternativas de cumplimiento de condenas.
Después de éste vinieron otros proyectos, como que establece el cómputo del plazo de prescripción en los delitos sexuales contra menores comenzará a correr el día en que ellos alcancen la mayoría de edad, el que tipifica el grooming o ciber acoso sexual contra menores y la creación de una serie de inhabilidades para los condenados por delitos sexuales contra menores y de un registro de las mismas, entre otras iniciativas en materia de la defensa de los derechos de la infancia y la lucha contra la pedofilia.
No podemos desconocer que hemos avanzado considerablemente durante los últimos quince años en mejorar nuestra legislación. Sin embargo, aun resta mucho por hacer, aún estamos en deuda con nuestros niños.
Por ejemplo, es necesario legislar con urgencia en relación a establecer el sistema de entrevistas video grabadas, para terminar con la revictimización que se genera en los niños que tienen que declarar entre cinco y seis veces su traumática experiencia; necesitamos también una política pública integral, que deje de tratar a los niños como objetos de derechos y los trate como sujetos de derecho, por eso es fundamental agilizar la tramitación del proyecto de ley que establece un sistema de garantías de los derechos de la niñez, proyecto que ya fue presentado por el ejecutivo; necesitamos también de manera urgente crear la figura del Defensor del Niño, entre muchos otros temas relacionados a la infancia.
La presentación de este libro no sólo tiene que ser entendido como la revisión de un trabajo realizado, sino también como un compromiso por parte del Senado y la Cámara de Diputados de seguir legislando en esta materia, seguir cerrando los espacios de impunidad a los abusadores y a quienes no respeten los derechos de la infancia, para demostrar que la voz de los niños se escucha fuerte en el Congreso Nacional.