Estamos en la puerta de un mes crítico. Históricamente, en junio se produce un descenso extraordinario en la asistencia a la educación parvularia producto del incremento de las enfermedades respiratorias. En 2023, a nivel nacional la asistencia promedio fue solo de un 55,1%. 

Y el contexto sanitario poco ayuda: el más reciente informe del Instituto de Salud Pública (ISP) mostró un aumento de un 75% en los casos de influenza, en comparación al mismo periodo del 2023.

Ante esto, muchas familias optan por dejar a los niños en casa para evitar que se enfermen, pero ¿estamos sopesando realmente la pérdida que tienen al dejar de asistir al jardín y a la escuela? 

Cuando dejan de asistir, los niños pierden oportunidades cruciales para desarrollar habilidades sociales, emocionales, cognitivas, motoras, de autonomía. ¿Cuánto de esta baja asistencia se debe a temores arraigados en nuestra cultura? El cuidado de los niños es fundamental, pero es clave dar a conocer a la comunidad que no todos los síntomas respiratorios son un riesgo potencial.

Es decir, no todos los síntomas representan infecciones pulmonares contagiosas que obligan a tomar medidas extremas como recurrir a centros de urgencias médicas y que, además, perjudican la continuidad de aprendizajes por faltar al jardín infantil o a la escuela.

Sin duda, la asistencia escolar es importante. Por esa razón debemos ocuparnos de resolver y dar alternativas útiles, para que las medidas protectoras de salud no entorpezcan los procesos de aprendizaje fundamentales y enriquecedores para el desarrollo de integral de los niños.