Hace unos días estuvimos en el quincuagésimo aniversario de la Ley que creó el Departamento de Isla de Pascua, que forma parte de la provincia de Valparaíso.
Ha cambiado la estructura organizativa del país, Pero Rapa Nui sigue ligada administrativamente a Valparaíso, lo que personalmente me alegra mucho, porque me ha permitido conocerlos más de cerca y de valorar como corresponde el enorme aporte de la cultura Rapa Nui a la diversidad de Chile. Esto también ha significado comprender la dimensión de lo que significa vivir en una zona extrema con todas las complejidades que ello conlleva.
En las últimas décadas, de la mano de la recuperación de la democracia, hemos ido aprendiendo también a valorar las diferencias, los matices, las culturas que enriquecen nuestra identidad como nación, que no es única ni homogénea.
Y precisamente porque ya en los años sesenta se reconocía la excepcional singularidad de la cultura pascuense, el artículo 43 de la ley que mencioné determina que sólo el Presidente de la República, por Decreto fundado, podrá autorizar la extracción, fuera del territorio nacional, de partes de edificios o ruinas históricas, objetos o piezas antropo-arqueológicas o de formación natural que existen bajo o sobre la superficie y cuya conservación interese a la ciencia, a la historia o al arte.
También se norma la decisión presidencial sobre bienes, monumentos, objetos, piezas, libros o documentos privados o públicos que por su carácter histórico o artístico deban conservarse en museos, archivos o permanecer en algún sitio público a titulo conmemorativo o expositivo.
Gracias a estas medidas, Isla de Pascua ha podido conservar casi todo su riquísimo patrimonio, que convoca visitantes de todo el mundo, entusiasmados con el enigma de esculturas que desafían nuestra comprensión y que son mudo testimonio de una tradición que se hunde hondamente en el tiempo.
Quiero recordarles también que tenemos una razón adicional para celebrar. En la conferencia Nuestro Océano que se llevó a cabo en Valparaíso el año pasado, se tomaron muchas decisiones para contribuir a proteger las aguas oceánicas de la contaminación y para cuidar la flora y la fauna. El aporte de Chile fue la creación de Áreas Marinas Protegidas en la Isla de Rapa Nui, adicionales a las existentes en Motu Motiru Hiva–Iorana.
El compromiso presidencial fue trabajar en conjunto con la comunidad de Isla de Pascua para la creación de estas Áreas Protegidas, a fin de que las decisiones que se tomen sean representativas de los intereses de todos y respetuosas de las tradiciones ancestrales y beneficiosas para las presentes y futuras generaciones de habitantes de la isla.
De esta manera protegemos el entorno de la isla y también la pesca ancestral. Isla de Pascua se convertirá en el centro de un parque marino que queremos que sea un ejemplo para el mundo, tanto en las decisiones de protección del medio ambiente como del respeto a las culturas originarias de cada lugar.
Sabemos que son muchos los problemas que afectan a la Isla y en eso estamos poniendo nuestro empeño en apoyar a las autoridades administrativas a que tomen las decisiones adecuadas con respeto y en conjunto a las autoridades y la comunidad.