Por primera vez los ciudadanos tenemos la oportunidad de participar del proceso constituyente para una nueva Constitución en el país. Las diversas encuestas de opinión pública comprueban que existe el deseo de ser parte de este proceso y en una menor medida rechazan o desconfían de lo que de ahí pueda surgir.
Este modelo de participación tiene una primera etapa en la que invita a los ciudadanos a conformar instancias de discusión, propiciadas desde las propias organizaciones —o grupo de personas— y es así que muchos ya han anunciado que realizarán estos encuentros, validando esta instancia como una forma de participación real. Una demostración de la madures de nuestra ciudadanía de querer estar presente en los temas trascendentales del país.
Otro ejemplo del amplio interés por ser parte de la construcción de una nueva Carta Fundamental es lo que ocurrió con “Tu Constitución” donde miles de chilenos también dejaron plasmada sus opiniones como una forma de establecer su deseo de ser activos participes de este proceso. Lo mismo ha ocurrido con el movimiento AC, que si bien promueve una Asamblea Constituyente como mecanismo para cambiar la Constitución, han generado formas de participación que buscan que sea la ciudadanía la que tome roles activos en esta discusión.
La constante en estos ejemplos es que la gente no quiere que un grupo de expertos les muestre o escriba la nueva Constitución, no quiete sentir que otros sean los que tomen la decisión por ellos, sino que por el contrario son ciudadanos activos con opiniones informadas que consideran que las cosas que ellos quieren deben ser puestas por ellos mismos en el debate y que de no ser así es un proceso que los puede dejar de lado.
En este sentido incluso la oposición tiene una actitud vacilante, algunos creen que deben estar presentes y otros, por medio de diversas instancias, han demostrado que se deben hacer cambios a la actual Constitución. Es aquí donde hoy lo que se debe hacer es asumir una actitud propositiva y hacerse parte de la discusión, no se puede apuntar para torpedear el proceso, por el contrario, es la hora de que las diversas fuerzas políticas puedan escuchar lo que la ciudadanía quiere decir y darle un espacio y no seguir acrecentando la desconfianza apuntando a cuestionar el proceso constituyente o las personas que han sido elegidas para orientarlo, eso no ayuda y coloca el acento fuera de la discusión real que en este caso son los contenidos de la nueva Constitución.
Valorable es la actitud de gremios empresariales que ya han dicho que formaran parte de esta discusión lo mismo que diversas organizaciones de trabajadores que también ya han comprometido su participación. Eso demuestra que quieren ser actores y no espectadores del proceso.
Lejos de los que algunos dicen, este proceso será relevante, podremos discutir si son muchos o pocos los que participan, pero marcará un nuevo hito en nuestro país y luego podremos hablar de los que querían una nueva Constitución y participaron activamente frente aquellos que prefieren la actual Carta sólo con modificaciones menores. Nuestra oportunidad es para construir entre todos esa Constitución y a eso estamos invitados en nuestra calidad de ciudadanos, preocupados por tener un país mejor y confiados en que la opinión de la ciudadanía es más sabia, ponderada y responsable de lo que algunos creen.