Los motivos por los cuales los jóvenes pueden manifestarse reticentes a la alternativa de contar con la ayuda de un psicólogo pueden ser variados. “Entre ellos, los más habituales son el desconocimiento, las creencias negativas o estereotipadas respecto a la profesión, experiencias previas insatisfactorias, también el haber ido obligado al psicólogo alguna vez, no haber tenido conexión con el terapeuta o haberse sentido incomprendido por éste”, señala Carolina Pollman Fleming, psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico.
Motivos para no pedir ayuda psicológica sobran. Resistirse a asumir algún problema, no querer compartirlo con nadie, temor y pudor, entre muchos otros, llevan a que algunos jóvenes sean reacios a buscar apoyo profesional. Algo que preocupa a los padres y amigos, porque muchas veces no saben cómo ayudarlos. Una psicóloga entrega algunos consejos para apoyarlos en tomar dicha decisión.Por lo mismo, para la experta no es recomendable obligar a un joven a ir al psicólogo, sino que más bien se aconseja abrir canales de comunicación, de confianza y respeto, para invitarlo a compartir sus temores y/o aprensiones. “Muchas veces en los jóvenes existe el temor de que el psicólogo cuente lo que él o ella va a hablar con los padres; está el miedo a sentirse vulnerable, temor a conectarse con aspectos internos a los que se teme, preocupación por ser una carga económica más para la familia, etc.”, agrega la profesional.
Entonces, ¿cómo facilitar este proceso? La psicóloga indica que como primer paso se deben conocer las percepciones del joven respecto de lo que considera que necesita trabajar o resolver. “Es decir, si es que percibe que hay un problema y cuáles serían las expectativas respecto de la petición de ayuda”, aclara, ya que a veces solo van a consultar por complacer a los padres, pero no consideran que existe un problema ni se sienten parte de la solución. “En esas situaciones es clave reaccionar calmadamente, entendiendo que abrirse a pedir ayuda es un proceso en el cual se requiere acompañar, escuchar, estar disponible, validando opiniones y experiencias personales”, dice Carolina Pollman.
La actitud de los adultos también es clave. “Es importante que el adulto revise sus propias creencias respecto a la psicoterapia, de manera que el adolescente pueda observar coherencia entre el discurso y el lenguaje no verbal de quien le sugiere consultar con un psicólogo”, advierte.
Asimismo, es aconsejable mostrar preocupación y reflexionar en conjunto sobre diversas maneras de apoyar al joven en la resolución de problemas, comunicando también las propias limitaciones, diciendo, por ejemplo: “noto que hace un tiempo estás sin ganas, que ya no te juntas con tu amigos; estás comiendo menos; te he escuchado llorar en tu pieza y si bien he intentado ayudarte y seguiré estando disponible para ti, me preocupa que puedas estar deprimido, ya que ello requiere de ayuda profesional y creo que sería bueno considerar esa posibilidad… ¿Qué piensas tú?”, propone la especialista.
Para la psicóloga, esas conversaciones ayudan a que el joven se sienta respetado, reconocido y valorado. “A su vez, facilita que se dé cuenta de sus dificultades y de que no está pudiendo resolverlas con las estrategias o recursos personales y sociales que dispone”, agrega.
De igual modo, dice que puede ser positivo comentar alguna experiencia de ayuda psicológica exitosa, ya sea propia o de algún conocido, principalmente si el proceso fue efectivo, lo que además da información sobre profesionales recomendados. Sobre esa base, se le puede proponer ir a una entrevista psicológica inicial. “Luego de la primera cita, el joven puede reevaluar su decisión, considerando cómo fue el encuentro con el profesional y la sintonía que sintió con el terapeuta”, indica la psicóloga.
Finalmente, Carolina Pollman plantea que es importante consignar que hay situaciones de riesgo vital que deben tener otro tipo de acción. “En situaciones de riesgo suicida, adicciones graves u otras, resulta fundamental una evaluación médica especializada. Y en esos casos es importante que un familiar cercano acompañe al joven a una atención psiquiátrica de urgencia”, concluye la psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico.