El domingo 9 de agosto celebramos en nuestro país el día del niño, una fecha que tiene como fin rendir un homenaje a los más pequeños de la casa, a aquellos que nos dan alegrías y muchas veces preocupaciones, pero que siempre son el centro de atención en la mayoría de las familias de nuestro país.
Como sociedad, en los últimos años hemos empezando a comprender que los niños son individuos sujetos de derecho, y es en virtud de ellos que algunos legisladores nos hemos puesto como bandera de lucha, como imperativo ético, fomentar la difusión de sus derechos y llevar a cabo todas las acciones que sean pertinentes para garantizar que vivan con toda la dignidad, amor, respeto y protección que se merecen, simplemente porque son niños y porque si viven una infancia y adolescencia plena, serán adultos que harán los cambios para lograr un país más justo y respetuoso.
Hemos dado pasos importantes en la lucha contra la pedofilia y la defensa de los niños y adolescentes, cerrando los espacios de impunidad a los pedófilos y reforzando la defensa de sus derechos, pero aún hay mucho trabajo por hacer y quedan muchas materias en las que es necesario legislar.
Esta semana en conjunto con el Presidente de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez, nos reunimos con Estela Ortiz del Consejo Nacional de la Infancia, representantes de Unicef y distintas organizaciones para conmemorar los 25 años de la Convención de los Derechos del Niño.
En esta ceremonia, niños representantes de todas las regiones del país nos entregaron sus opiniones y propuestas, las que surgieron de los diálogos regionales y del encuentro “Yo opino, es mi derecho”, organizado por el Consejo Nacional de la Infancia, en el que participaron cerca de un millón de niños, niñas y adolescentes de establecimientos educacionales de todo Chile. El fin de esta iniciativa es que estas opiniones sean consideradas en la discusión parlamentaria de la “Ley de Garantías de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes” que esperamos sea ingresado durante el mes de Agosto en el parlamento.
En este contexto, esta legislación tan anhelada por todos quienes hemos luchado por los derechos de la infancia, establece que los niños y adolescentes sean sujetos de derechos y no objetos de políticas públicas, además de definir una protección integral de sus derechos.
El ejecutivo también anunció la inminente presentación de un proyecto que crea el Defensor del Niño y del Adolescente, un ente autónomo que no debiera rendirle cuentas al gobierno de turno, y que podrá poner el dedo en la llaga para acusar dónde no se están respetando los derechos de los más pequeños.
Tengo la esperanza que prontamente la Comisión de Constitución despache en particular el proyecto que tipifica como delito el maltrato a menores cuando ocurra fuera del marco de la familia, pues muchas veces las lesiones son producidas por nanas, cuidadores o personas a cargo de los menores, porque no es posible que se deban acreditar lesiones para perseguir este tipo de hechos.
Se trata de pasos muy importante para avanzar y empezar a pagar esa deuda tremenda que tenemos con nuestros niños, una deuda que se ha extendido durante toda nuestra vida republicana y que recién a 25 años de la Convención sobre los Derechos del niño, estamos empezando a saldar.
Estoy seguro que en el Congreso, tanto en la Cámara de Diputados y el Senado, vamos a tramitar con la urgencia que se merecen estas iniciativas, pero también vamos a ser autoexigentes para legislar de buena forma, con la vista puesta en el bien superior de los niños, aprovechando al máximo esta oportunidad para crear una normativa de infancia que esté a la altura de las más avanzadas en el mundo en esta materia.
De esta forma, la voz de los niños se está escuchando fuerte en el Congreso y personalmente me voy a preocupar que en el Senado el tema de la infancia sea nuestra prioridad.