Según datos dados a conocer por el monitoreo de escuelas en 'pandemia', la asistencia a los establecimientos de educación parvularia estuvo bajo el 80 por ciento durante el primer semestre de 2022.
En esto, el desconocimiento es clave.
El ausentismo en esta etapa de la vida suele ser predictor de problemas de aprendizaje en cursos superiores e incluso de exclusión escolar en el futuro. Decía una autoridad del rubro que la educación inicial es la verdadera educación superior, aquella donde debemos poner todas las fichas, porque esa es la etapa en que los niños absorben conocimientos con una facilidad natural. Su cerebro es una esponja que requiere ser estimulada.
En esta fase del desarrollo es donde realmente se iguala la cancha de las oportunidades. Donde un niño pobre, bien estimulado, no tiene diferencias con uno de estrato socioeconómico alto.
Un estudio realizado por las fundaciones Choshuenco y Protectora de la Infancia revela que el impacto en el desarrollo de niños a causa del cierre de jardines y cursos prescolares se evidencia en un menor desarrollo del lenguaje y de las habilidades socioemocionales.
En nuestros jardines y salas cuna, escuchamos a las mamás preocupadas porque sus hijos pequeños se despiertan a mitad de la noche, a las dos, tres de la mañana. Y les pedimos que nos cuenten su rutina: a las 11 de la noche, el niño se durmió con la televisión encendida, o con las mamás dando pecho con el celular prendido y hasta tarde. Antes los niños que llegaban a sala cuna adquirían sus rutinas y egresaban del nivel medio con esos ciclos aprendidos. En cambio, al estar en sus casas, ambientes alterados por la crisis sanitaria, económica y social, se nota el rezago en el lenguaje, en los hábitos de alimentación, en la salud. En todo.
Necesitamos urgentemente tomar medidas para abordar estas pérdidas de desarrollo, especialmente para los niños que actualmente viven en pobreza y vulnerabilidad; ellos son los que más pierden al no asistir a la educación inicial. Si entre marzo y junio de 2019, hubo 633.414 estudiantes con inasistencia grave, este año aumentaron a 1.254.253 estudiantes, incluyendo prekínder y kínder, casi duplicándose. Es decir, cuatro de cada 10 estudiantes del sistema no va al jardín o la escuela.
Y esto, sin duda, repercutirá en su vida futura. Si no hacemos todos algo ahora, mañana será tarde.