Probablemente muchas de las grandes obras de arte de la humanidad no habrían llegado a buen puerto sin los sistemas de mecenazgos, que por mucho tiempo han participado de la creación artística y cultural, logrando dejar importantes testimonios de esos legados, tanto plásticos, arquitectónicos, musicales, literarios. Hoy, sin duda, los aportes siguen existiendo, transformados en auspicios, donaciones, sponsor, patrocinios y una serie de otras denominaciones, las cuales tienen una alta cuota de responsabilidad en el proceso de forjar nuevas producciones.
Y es a estos fondos a los que muchos artistas musicales deben recurrir para lograr desarrollar su arte. Uno de estos sistemas, cada vez más conocido y difundido, es el Crowdfunding, que son plataformas de financiamiento de carácter colectivo, destinado a grabaciones de discos, realizaciones de videoclips y shows en vivo, entre otros. El listado es grande. Están Kickstarter, Indiegogo, RocketHub, GoFundMe, PledgeMusic y Fondeadora, entre otros.
Emprender en la música no es tarea fácil. Y tal como ocurre en cualquier otro tipo de empresas, los emprendimientos artísticos también requieren de una alta cuota de empuje personal, y muchos fracasos o dificultades pasan por falta de financiamiento. Sin embargo, desde hace un tiempo, el desarrollo de la música se han visto favorecido por los llamados Crowdfunding.
“No hay una fecha inicial fija sobre el nacimiento de los Crowdfunding, sin embargo, uno de los primeros casos de éxito es el de la banda británica Marillion, quienes en 1997 les piden a sus fans que los ayuden con financiamiento para hacer una gira norteamericana. Es importante notar que en esa época Internet y sus plataformas no funcionaban como hoy, pero eso no impidió que recaudaran USD$60.000”, señala Nicolás Avilés, director de la Escuela de Música y Tecnología de la Universidad del Pacífico y profesor del Diplomado en Gestión de Emprendimientos Musicales de la misma Institución.
Entre las principales funciones de un crowdfunding está el lograr que el público común aporte financieramente en la creación de productos y/o servicios. “Finalmente, la idea es que no quede sólo en el aporte, sino que la persona que dona reciba a su vez alguna recompensa por su participación”, remarca el músico y académico.
Para el profesional, si bien los crowdfunding no sirven para difundir, como lo pueden ser los shows en vivo o concursos mediáticos de talento, estos sistemas sí pueden ayudar a levantar un producto musical, dependiendo de la sociedad en la cual se promocione el crowdfunding. “En países como Inglaterra o Estados Unidos, ellos tienen la cultura de ayudar al que ofrece algo nuevo y de calidad, y que no tiene otro modo de financiarse. Sin embargo, en sociedades más conservadoras como la chilena ocurre lo opuesto, ya que primero debo saber si la persona es de confianza, ver si su producto es realmente de calidad y finalmente, si cumple con esto, ver si el estilo musical es de mi agrado y luego los ayudo con un poco de financiamiento, por lo que la ayuda no resulta tan eficiente para bandas en etapas tempranas”, advierte.
Así y todo, en nuestro país artistas jóvenes y otros más consagrados, siguen apoyándose en este sistema de ayuda financiera. Para el docente de la U. del Pacífico, dentro de nuestro entorno, uno de los más efectivos es Idea.me. “Lamentablemente no hay registros estadísticos ni benchmark de la industria nacional, pero sin duda es de los sitios de más renombre”, destaca el director de la Escuela de Música.
Gracias a esta plataforma han prosperado muchos proyectos musicales, como es el caso de Camila Moreno y su álbum Panal, o lo recaudado recientemente por la cantautora Elizabeth Morris para su último disco.
Sin embargo, en Chile existe una variación del modelo internacional del crowdfunding. “Por lo general, los crowdfunding te entregan el dinero una vez que se completa la meta, pero la versión nacional generalmente logra evitar ese paso, por lo que no es necesario llegar a la meta. Esto definitivamente es bueno, porque finalmente la banda logra concretar algo de recursos para su proyecto”, afirma Nicolás Avilés.
Más allá del Crowdfunding
El director de la Escuela de Música de la Universidad del Pacífico, indica que usar este tipo de sistemas de financiamiento para desarrollar un proyecto no basta para alcanzar el éxito. Ello, porque es necesario elaborar otras acciones dentro de la campaña.
“Primero, es importante definir los objetivos que se quieren lograr, ya que depende de la etapa en la que se encuentra la banda y de las metas de sus integrantes. Luego, al igual que el lanzamiento de cualquier producto, se debe hacer un análisis del segmento de público que está más cercano a poder apreciar la música que haces, pero al mismo tiempo es una decisión de alto riesgo, ya que puede que al público no le guste. Después se debe planificar lo que se tiene que hacer para lograr el objetivo planteado”, indica.
El experto señala que si bien no son muchos los errores que se cometen en campañas de este tipo, sí es una mala apuesta creer que el crowdfunding va ser la herramienta para difundir. “Los crowdfunding no sirven para darse a conocer. La banda debe tener su portafolio de trabajo, donde el crowdfunding puede ayudar en uno, pero si nadie te conoce y vas y comienzas uno es mucho más probable que no llegues a la meta”, finaliza el director de la Escuela de Música y Tecnología de la Universidad del Pacífico y profesor del Diplomado en Gestión de Emprendimientos Musicales, Nicolás Avilés.