“El bienestar de ellos pasa por tener espacios muy bien distribuidos”, explica el académico de Medicina Veterinaria USS, Pablo Gómez.

Durante el peak de la cuarentena, los gatos fueron los primeros en ver cambios radicales en sus vidas: sus espacios fueron invadidos.

“Los gatos son animales que, en su estado salvaje original, son cazadores solitarios poco sociales y poco sociables. Esto no significa que en casa no puedan ser cariñosos con las personas o llevarse bien con otros animales, ya que es una adaptación a sus nuevas condiciones. Pero ellos vienen de ser muy solitarios, donde lo que más les importa es cómo distribuyen sus espacios”, explica Pablo Gómez Muñoz, académico de Medicina Veterinaria U. San Sebastián.

Es por esto que, a diferencia de los perros, que definen su bienestar según la relación que establecen con las personas o con otros animales, en el caso de los gatos lo más relevante tiene relación con su espacio. Así es como los felinos vieron invadido su espacio durante todo 2020 durante el peack de la cuarentena por pandemia.

“El bienestar de ellos pasa por tener espacios muy bien distribuidos donde entiendan cuáles son sus zonas de seguridad, dónde pueden interactuar con otros gatos y con otros perros, en general”, explica el Máster en Etología Clínica y Bienestar Animal U. Complutense de Madrid. “Normalmente ellos organizan muy bien sus rutinas por espacios y por tiempos”, agrega.

De esta forma, más que por el cambio de rutina, los gatos se podrían estresar por efecto del uso de los espacios, considerando que hay más personas habitando los espacios que solían tener solo para ellos buena parte del día.

Para evitar perjudicarlos, indica Gómez, es importante respetar esos espacios donde el gato descansa, tiene su arenero o come, de tal forma que se sienta cómodo y en intimidad.

En caso de que comience a tener cambios conductuales, hay que estar atento y advertir si es que realiza acciones que antes no hacía:

  • Hacer caquita o pipí en lugares que no le corresponden
  • Usar de rascadores cosas que antes no usaba.
  • Maullar más o ser más agresivos,
  • Perder el pelo o dejar de acicalarse. Este dato es clave porque son animales muy limpios. Si de pronto tienen el pelo graso o comienzan a hacer motas en su pelaje, puede ser que algo le está pasando, ya sea a nivel orgánico o conductual.