La carta para el Viejito Pascuero lo resiste todo: desde listas infinitas hasta aquel regalo soñado, muchas veces inalcanzable. Y es que para la gran mayoría de los pequeños del hogar, la Navidad es una fecha donde pueden pedir lo que sea. Es allí cuando algunos ayudantes de Santa Claus están dispuestos a dejar los pies en la calle para encontrar el famoso regalo y, muchas veces, deben sacar la calculadora y determinar que el regalo será otro porque el presupuesto no alcanza.
Éste es el último fin de semana de compras del Viejito Pascuero. Muchos regalos pedidos por los niños ya están agotados y otros, debido a su alto costo, simplemente para muchos bolsillos no es posible comprarlos. Una psicóloga de la Universidad del Pacífico aconseja cómo afrontar este 25 de diciembre cuando el trineo de Papa Noel no puede traer el regalo deseado.“¿Por qué un padre podría llegar a pensar que no darle todo lo que el hijo desea es un problema?”, se pregunta la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Carmen Gutiérrez. “No darle el regalo que espera no tiene que ser necesariamente algo dañino para el niño. No debe primar el deseo, la voracidad compulsiva por tenerlo todo. Si no puedes darle al otro todo lo que pide no es ser malo”, explica la especialista.
Sin embargo, muchas veces los más pequeños, al desenvolver sus presentes debajo del árbol y ver que no es aquello que pidieron, rompen en llanto y continúan con cara decepción por el resto de la jornada. “Si al niño no se le pone ningún límite, obviamente cuando llegue la Navidad y uno no tenga el dinero para comprar el regalo que espera, por supuesto que va a ser un problema. Pero ese conflicto no va a ser por el regalo o la ocasión en sí, sino porque la familia no le puso límites al niño desde antes”, señala la psicóloga.
Al contrario de lo que se piensa, el que los niños pasen por este tipo de situaciones no constituye un trauma sicológico. “La vida implica frustración y la convivencia con otro involucra tener un borde donde el ‘no’ del otro es legítimo. La frustración no es en sí misma un daño ni dolor para el niño, es simplemente frustración”, afirma la docente de la Universidad del Pacífico.
Si el vecino o sus amigos sí obtuvieron el presente deseado, el niño se cuestiona aún más. ¿Cómo explicarle al pequeño el motivo económico? “Obviamente va a haber presión social,y ahí es donde interviene la familia, que puede mediar o filtrar la influencia de otros. No hay para qué esconderle al niño por qué no pudiste regalarle lo que quería. Los que tienen modular eso, señalando lo esencial diferente a lo accesorio, son los padres a través de la convivencia”, dice.
El que los niños lloren y protesten por no obtener el regalo deseado para Navidad a veces provoca una crisis en los padres, quienes podrían llegar a cuestionar su labor. Allí son los adultos quienes deben analizar cuál es el verdadero valor que le están dando a las cosas materiales.
“Si el padre se siente incapaz a raíz de esta situación, eso tiene que ver con dónde la persona está poniendo el valor. Posiblemente esos padres se sienten en deuda con sus hijos, por trabajar demasiado, por verlos poco tiempo. Es allí cuando se empiezan a valorizar cosas que no necesariamente tienen valor. El regalo empieza a adquirir una importancia que no tiene, bajo el pensamiento que la única forma de demostrar afecto es a través de los regalos físicos, que van a ser insaciables. Hay que ver qué otras necesidades están supliendo a través de decirle sí a todo”, asegura Carmen Gutiérrez, la directora de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.