El mayor periódico noruego “Aftenposten” anunció en la sección necrológica de su página web que el Viejo Pascuero había fallecido a la edad de 227 años y que su funeral se celebraría el 28 de diciembre en la capilla del Polo Norte. Aunque rápidamente el medio de comunicación pidió disculpas, miles de niños leyeron lo publicado y comenzaron a cuestionarse la existencia del mítico Papá Noel.
La gran mayoría de los niños creen en Santa Claus, en parte porque sus padres y la sociedad ayudan a mantener esa ilusión. Algunas personas critican abiertamente esta práctica, ya que consideran que no es adecuado que los pequeños del hogar den por sentado que el hombre de barba blanca y traje rojo existe, porque ello da pie para el consumismo y una Navidad alejada del sentido original para los cristianos, que es el nacimiento de Cristo.
La docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Guila Sosman, destaca que todo depende del modo en que los padres presentan la figura del Viejo Pascuero al niño.
Un diario noruego publicó que el Viejito Pascuero había muerto. Psicóloga de la Universidad del Pacífico explica la relevancia de este personaje y orienta a los padres sobre cómo vivir esta fantasía con niños de diferentes edades.“Si a través del Viejito Pascuero los padres logran transmitirle a sus hijos, de manera lúdica y por medio de la imaginación, valores como el respeto y la inclusión, la creencia sería favorable. Sin embargo, si se le atribuye al Viejito Pascuero la facultad de ‘castigar’ a los niños por sus conductas o rendimiento escolar, por ejemplo diciéndoles durante el año que si se portan mal el viejito no les va a traer regalos o no los va a querer, se puede estar haciendo un uso erróneo, toda vez que son los padres quienes deben disciplinar a sus hijos y ser las figuras de autoridad, a través de una comunicación sincera en conexión con personas, actos y consecuencias de la realidad”, explica la especialista.
¿A qué edad debe dejar de existir? ¿Hay que decirles a los niños? La psicóloga dice que no hay una edad determinada para dejar de creer, aunque en general esto suele suceder alrededor de los 6 ó 7 años, ya que luego, con el ingreso a la enseñanza básica, los niños comienzan a poseer un tipo de pensamiento más objetivo, en el que logran distinguir con más facilidad la realidad y la fantasía. “Sin embargo, hay que evaluar caso a caso, ya que esto depende tanto de la madurez del niño como de su entorno familiar y social. En etapas preescolares el niño requiere del pensamiento mágico para su desarrollo mental y los adultos, más que propiciar el tránsito de la fantasía a la realidad, deben acompañarlos en el recorrido que irán haciendo, de manera natural, en cada etapa vital”, indica Sosman.
Cuando en la familia hay hijos de diferentes edades, la psicóloga asegura que no es recomendable que los hermanos más grandes destrocen la creencia de los más pequeños. “Es necesario comunicar a los hermanos mayores que ya dejaron de creer en el Viejito Pascuero que no lo revelen hasta que los más pequeños puedan descubrirlo por sí solos”, aclara.
Pero, ¿qué hacer cuando un hijo pregunta en forma directa si existe o no? Antes de dar una respuesta directa, la psicóloga sugiere explorar si el niño sigue creyendo en él, con el objetivo de adecuar nuestra respuesta a lo que él necesita escuchar. “Por ejemplo, le podemos responder con una pregunta: ¿Qué crees tú? ¿Crees que existe? Otra vía es decirle que el Viejito Pascuero existe en la medida en que creemos en él. Lo fundamental es que podamos empatizar e interpretar qué es lo que necesita y quiere al preguntarnos esto, para responderle de una manera que sea significativa y aclaratoria. Hay que entender que las fantasías muchas veces son una defensa ante una sensación de soledad, tristeza o ansiedad, que es importante poder identificar”, dice.
Finalmente, si un niño pregunta es importante actuar con precaución. “No hay una persona en particular a la que le corresponda responder ‘la verdad’ y es importante respetar que existe una razón por la cual el niño le pregunta a otros adultos distintos de sus padres. No obstante, para cualquier persona antes de responder la pregunta de un niño, es importante que considere las creencias y modo particular de vivir de la familia de ese niño, para no ocasionar confusión o contradicciones en él”, concluye Guila Sosman, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico.