La necesidad de regular el funcionamiento de las escuelas de salvavidas planteó el senador Francisco Chahuán pues “hoy existe un vacío legal en el ámbito de la formación y acreditación de quienes emiten las licencias” a quienes se hacen cargo de resguardar a las personas tanto en piscinas como en aguas abiertas. En ese contexto, manifestó que una posibilidad es crear un departamento de asuntos relacionados con salvamento acuático civil, dependiente del Ministerio del Interior.

La necesidad de regular el funcionamiento de las escuelas de salvavidas planteó el senador Francisco Chahuán pues “hoy existe un vacío legal en el ámbito de la formación y acreditación de quienes emiten las licencias” a quienes se hacen cargo de resguardar a las personas tanto en piscinas como en aguas abiertas. En ese contexto, manifestó que una posibilidad es crear un departamento de asuntos relacionados con salvamento acuático civil, dependiente del Ministerio del Interior.

Senador Chahuán sostuvo que cualquiera puede instalar una escuela de salvavidas, sin que se haya establecido cuántas horas debe durar un curso, qué se enseña, cuánto se enseña y quién lo enseña. Hoy son cerca de 10 mil las personas que trabajan en playas y piscinas, con y sin acreditación.

Luego de reunirse con el director de la Escuela Nacional de Salvavidas, Rodrigo Neira, el parlamentario dijo que es necesario resolver la situación que afectaría a unas 10 mil personas –acreditadas y no– que en el país ejercen este tipo de funciones.

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Chahuán sostuvo que “esto tiene que ver con un vacío legal en el ámbito de la formación y acreditación, tanto de quienes emiten licencias de salvavidas para piscinas, como también de las personas que realizan instrucción para salvamento.”

Agregó que “falta de regulación respecto de la revalidación de las licencias a raíz de la inexistencia jurídica del profesional salvavidas en nuestra legislación”. En esa línea, dijo, no hay claridad sobre sus facultades y carecemos de un registro de salvavidas y hojas de vida que reflejen su desempeño, lo que se traduce en “desamparo frente a eventuales accidentes”.

Por lo anterior, estamos planteando generar una institucionalidad, eventualmente a través de la formación de un departamento de asuntos relacionados con salvamento acuático civil, dependiente del Ministerio del Interior, que pueda hacerse cargo de este y otros temas, porque la disminución de la cantidad de muertos y accidentes anuales relacionados al medio acuático debe ser una prioridad, lo mismo que la búsqueda de la seguridad de las personas,

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En tanto, Rodrigo Neira, sostuvo que “buscamos dar formalidad al ámbito de los salvavidas, considerando el vacío respecto de la formación, regulación y supervisión de quienes ejercen esta labor”.

Neira, quien dirige la Escuela nacional de salvavidas desde hace casi 10 años, explicó que hoy las piscinas están a cargo de los Servicios de Salud, que las regulan a través de las seremías. No obstante, “ellos fiscalizan que haya salvavidas y ojalá acreditados, pero no van mucho más allá de eso porque no es su ámbito; también procuran que haya un administrador, que la piscina funcione con lo que se requiere desde el punto de vista del Servicio de Salud, no desde la seguridad de las personas y es por eso que mucha gente trabaja de manera irregular, lo que implica inseguridad para los usuarios.”

Finalmente, recordó que antiguamente Digeder acreditaba a las escuelas de salvavidas, situación que cambió cuando la entidad se convirtió en ChileDeportes: “ahí se generó el vacío legal y hoy cualquier persona puede instalar una escuela de salvavidas, pues no hay regulación sobre cuántas horas debe durar un curso, qué se enseña, cuánto se enseña y quién lo enseña”.