Con sus franjas blancas y rojas, sumado a su potente luz nocturna, el faro Panul cumple un rol clave como guía para la navegación de las naves que llegan al puerto de San Antonio, indicando un punto geográfico que ayuda a que puedan recalar con éxito. De esta forma lo explica el jefe del faro y cabo primero de la Armada de Chile, Víctor Barrientos, quien lleva más de un año desempeñándose en la firme estructura de diez metros de altura construida en 1924.
“Nuestra labor se conoce como señalización marítima y consiste en operar y mantener los faros, boyas y señales que se encuentran distribuidas en la jurisdicción. En el caso del faro Panul se verifica el correcto funcionamiento de luz junto con el resto de sus componentes”, comenta.
Además, aclara que “cada tres horas realizamos una recopilación de datos con medición meteorológica, todo con los instrumentos disponibles en el faro. De esta forma se aprovecha de enlazar y mantener informados a los buques”.
Respecto al mantenimiento, Barrientos comenta que se debe realizar según la época del año.
“Por las noches los buques identifican esta estructura gracias a la intermitencia lumínica de diez segundos, característica que es única, por eso es importante el buen funcionamiento”, dice.
En ese sentido, agrega que los faros tienen particularidades que los hacen reconocibles en las cartas de navegación de las naves, como por ejemplo sus colores o el destello del fanal.
“El destello de este fanal tiene un alcance de 32 millas náuticas (57,6 kilómetros), es uno de los cuatro más potentes de Chile con lámpara de gas xenón en su cúpula. También tiene una señal de niebla que se usa cuando el destello es muy bajo producto del clima”, asegura.
Vida de farero
Según aclara Barrientos, el tipo de vida y desempeño profesional dependerá de la ubicación de la estructura, región o clima. En algunos casos se puede tratar de faros aislados, mientras que otros son habitados con familia.
“Cuando se cumplen funciones en aislamiento uno está completamente solo, junto el resto de los miembros de la dotación, que normalmente son tres o cuatro. En esta condición se debe aprovechar al máximo los recursos que tenemos: plantar, cosechar, criar algunos animales, construir, entre otros, mientras sea posible”, dice.
Para el caso de los habitados, la compañía de un equipo de trabajo y la familia es algo frecuente. “En el faro Punta Panul somos tres personas con familia que nos turnamos para cubrir guardias de 24 horas. Además, trabajamos con el espacio que se nos entrega, lo tratamos de adaptar para disponer de los recursos necesarios, como por ejemplo la comida”, explica.
Para Barrientos, quien lleva 13 años en la especialidad, se debe mantener siempre la cabeza en alto.
“Hay que ser paciente. Acá los días pueden ser parejos o muy distintos. Al final te acostumbras al estilo de vida, pones en práctica la escritura, recorres lugares o descubres otras habilidades. La familia es un apoyo grande”, concluye.