Los tripulantes que trabajaron con Lindor Saavedra Pérez organizaron una celebración para despedir al capitán, que durante 25 años realizó maniobras marítimas en el primer puerto de Chile.

Lindor Saavedra Pérez (66) llegó con su característica sonrisa al Club Carlos Condell de San Antonio. Sus compañeros de mar le tenían preparado un festejo de despedida a este capitán de lancha de práctico, quien tras 25 años de trabajo, se transformó en un personaje del puerto.

Antes de desempañar dicha labor en el principal enclave del país, surcó distintos mares en faenas de pesca. En 1996 comenzó su carrera en este tipo de embarcaciones en San Antonio, donde primero partió

“Como tripulante para conocer las maniobras que se hacían en el puerto y después de un mes tomé el mando de la lancha. El haber sido antes pescador me sirvió mucho porque uno aprende harto de la mar”.

Acerca de sus inicios como patrón de estas naves, el capitán contó que

“Empecé con una lancha antigua de una sola máquina, con once puertas para cada banda. La verdad es que no se me hizo complicado porque tenía la experiencia de haber navegado casi en todo Chile, desde Arica hasta puerto Chacabuco. Gracias a Dios nunca tuvimos ningún accidente en todos los años que fui patrón acá en San Antonio”.

Respecto a la actividad organizada por sus compañeros, Saavedra dijo con evidentes rasgos de emoción que “nunca pensé que me iban a realizar este homenaje. Agradezco a todos los antiguos y las nuevas generaciones que están entrando a este rubro por estar hoy acá conmigo”.

“Me siento muy orgulloso ya que también tengo hijos y nietos que están en las lanchas de prácticos. Espero que todos los que trabajaron conmigo me recuerden como soy, un hombre tranquilo, que siempre tuvo presente el no apresurar las maniobras y velar para que no pasaran accidentes”, relató.

Juan Murúa fue tripulante de la embarcación que capitaneaba Lindor. Aseguró que “es una muy buena persona, enseña valores y aprendí mucho con él. Cuando entré a trabajar no sabía nada y todo lo que aprendí se lo debo a él, como por ejemplo a amarrar los buques, las espías, hacer nudos, la sala de máquina y la responsabilidad que hay que tener”.

“Lo más importante es que es un gran ser humano, me siento como un hijo de él. De hecho, mis papás siempre le decían a don Lindor que me cuidara”, agregó.

La pasión por el mar y las embarcaciones fue traspasada a sus hijos, quienes siguieron sus pasos en San Antonio. Uno de ellos es Lindor Saavedra Cornejo, quien actualmente es patrón de la lancha Taylor Dalcahue. Sobre su padre, aseguró que “él fue quien me trajo a conocer esta actividad y me enseñó a maniobrar la lancha”.

“Mi viejo representa una parte importante de mi vida y le agradezco por todo, por su paciencia al enseñarme este oficio y por ser así conmigo. Estoy orgulloso de mi papá y de todo lo que la gente habla de él, siendo uno de los patrones más reconocidos de San Antonio”, afirmó.

La silenciosa labor de las lanchas de práctico

Carlos Mondaca, gerente de Asuntos Públicos de Puerto San Antonio, asistió al evento y sostuvo que “es muy emocionante poder estar en la despedida de Lindor Saavedra, capitán de lancha de práctico que estuvo un cuarto de siglo acompañando el día a día de nuestro puerto”.

“Este rol de la lancha de práctico es muy poco conocido, pero muy relevante para el desarrollo de las operaciones del puerto. El patrón dirige a la lancha a maniobras aguas afuera, con el primer objetivo de embarcar a un práctico en la nave. Durante el desarrollo de la maniobra, él y su lancha son los ojos del práctico para moverse entre las faenas y remolcadores, le va cantando las distancias y orientando. Tiene un papel muy activo en las maniobras y sus tripulantes son hombres de mar que conocen el mar como la palma de su mano”, explicó Mondaca.