Dado el contexto de pandemia que estamos viviendo, en el que se ha restringido la circulación de personas en general e incluso se ha decretado cuarentena en algunas comunas del país, la atención médica ha dado un giro, trasladándose a las plataformas virtuales, sobre todo en el caso de enfermedades crónicas que requieren un seguimiento continuo. Es así como los profesionales médicos han comenzado a hacer recetas digitales, incluso utilizando firma electrónica avanzada.
Los principales afectados serían los pacientes con enfermedades neuropsiquiátricas.
Pero aunque la telemedicina es una herramienta que ofrece una atención médica desde la seguridad del hogar, es necesario avanzar en el área de la prescripción de los medicamentos. Así lo advierte el doctor en Farmacología Gonzalo Cruz Neculpán, investigador del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa de la Universidad de Valparaíso.
“Si bien el uso de recetas virtuales parece lógico debido a la contingencia, la normativa sanitaria es estricta en indicar que en el caso de los medicamento con receta retenida sujetos a control de stock éstas deben ser realizadas de puño y letra del profesional que prescribe y debe indicar una serie de información que es corroborada por los profesionales químicos farmacéuticos de las Farmacias”, sostiene.
El doctor Cruz agrega que la receta debe ser en papel y debe presentarse el original, que queda retenida en la farmacia.
“Lamentablemente, la autoridad sanitaria no ha revisado la condición de venta de estos medicamentos y ha indicado a los profesionales farmacéuticos que la condición de venta sigue igual, lo que va en dirección opuesta a la indicación de evitar el contacto con otras personas, por ejemplo en consultas médicas presenciales. Esto genera otro problema de salud pública asociado a la salud mental de la población: la mayoría de estos medicamentos son ansiolíticos y utilizados para el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, y son estos pacientes los que tienen una dificultad para obtenerlos”.
El también investigador de la Facultad de Ciencias UV afirma que “el estrés constante asociado a la contingencia sanitaria puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neuropsiquiátricas y también la demanda de este tipo de medicamentos. Aparentemente, para la autoridad sanitaria este no es un problema prioritario y las consecuencias de esto podrían verse a medida que aumenten las medidas de aislamiento y se incremente el estrés debido a las consecuencias económicas de la crisis”.
Según informes entregados por la Organización Mundial de la Salud, Chile se ubica entre los países con mayor carga de morbilidad por enfermedades psiquiátricas en el mundo. En nuestro país, la depresión ocupa el primer lugar entre las discapacidades de la población adulta. Además, casi un tercio de la población mayor de 15 años ha sufrido un trastorno psiquiátrico en el lapso de su vida. --