En noviembre se celebró el mes contra la Obesidad y la Diabetes designado por la OMS con el objetivo de informar y concientizar a la población. En Chile, según el ranking entregado por la Federación Mundial de Obesidad, en 10 años más el 24,8% de los niños entre 5 y 9 años será obeso, y entre los 10 a 19 años, los jóvenes obesos llegarán al 19,8%, posicionándonos entre los 20 primeros lugares de mayor prevalencia de obesidad en niños y adolescentes.
“La obesidad infantil no solo tiene que ver con malos hábitos alimenticios, sino que también pueden influir las pocas horas de sueño. Al dormir menos de lo necesario, el organismo busca compensar la falta de energía con la comida, por lo que el niño siente más ganas de comer alimentos altos en calorías, lo que finalmente se traduce en un extra innecesario”, explica Daphne Ribera, Neuróloga infantil de Clínica Somno.
De hecho, según diversos estudios epidemiológicos —realizados por US National Sleep Foundation, American Academy of Sleep Medicine y Sleep Research Society— un sueño de corta duración está asociado al riesgo de sufrir diabetes y obesidad, dado que el dormir junto con los ritmos circadianos son fundamentales para las funciones metabólicas y endocrinas.
El Insomnio, la apnea del sueño y los ronquidos son parte de los trastornos que hoy pueden padecer niños menores de 5 años lo cual, y conjunto con otros factores, puede derivar en problemas de obesidad infantil. “Actualmente se estima que 1 de cada 10 niños ronca, lo que es un reflejo de una obstrucción respiratoria que puede desencadenar algún tipo de trastorno que lleve a reducir las horas de sueño necesarias. Normalmente esto se genera en niños que ya cuentan con algún grado de obesidad”, señala la especialista.
Ante esto, Clínica Somno, Centro Especialista en Medicina del Sueño, a través de su programa “Mi Hijo Ronca”, entrega algunos de los síntomas a considerar para la detección temprana de trastornos del sueño en niños:
- Ronquidos durante la noche con duración entre 10 segundos y 1 minuto.
- Respiración bucal, dificultad para respirar y pausas frecuentes en la respiración.
- Sonidos de jadeo o asfixia y despertares frecuentes.
- Sudores nocturnos, sueño inquieto y dormir en posiciones de sueño inusuales.
- Despertar cansado, malhumorado y presentar dolores de cabeza matutinos.
- Mala alimentación y problemas de desarrollo.