Muchos piensan que las feministas son mujeres amargadas, que odian a los hombres, y agresivas en la conquista de espacios. “Permanentemente enfadadas, aguafiestas y chungas”, dice con humor la socióloga española Carmen Romero, de la Universidad Complutense de Madrid, profesora visitante de la Universidad de Valparaíso. Y precisamente es el humor lo que a su juicio permite hacer entender mejor los conceptos y terminar con los prejuicios.
“Yo me reivindico como feminista”, enfatiza la socióloga, y añade: “Yo creo que mientras siga existiendo desigualdad, el feminismo sigue teniendo sentido. Y con respecto a esta cuestión de la feminista aguafiestas… Hay momentos en los que de la misma forma que tradicionalmente dentro del feminismo o dentro de los colectivos de LGTB, se ha trabajado reivindicando el insulto y tomándolo de forma positiva, yo en determinados momentos, con mucha ironía y con mucha gracia y dispuesta a hablar con cualquiera, pues bueno, no tengo ningún problema en declararme feminazi o pensar que sí soy una aguafiestas o lo que sea. Creo que hay que aplicar mucho sentido del humor, porque el humor puede ser una muy buena forma de romper con esos prejuicios”.
No es ser “odiahombres”
Afirma Carmen Romero, socióloga de la Universidad Complutense de Madrid. La académica participó de diversas actividades en la UV, incluyendo un conversatorio con organizaciones sociales.Carmen Romero explica lo que hace con sus alumnos: “Lo primero que tengo que hacer en muchas ocasiones es explicar que feminismo no es igual a machismo, que ser feminista no significa ser ‘odiahombres’, no sé, que no nos comemos a los niños, como decían de los comunistas, y ese tipo de cosas. Pero creo que en parte, plantearlo desde la comicidad puede ser una forma de romper con esos planteamientos, que por otro lado creo que tienen que ver con que en ocasiones desde el feminismo lo que ocurre es que se ponen en cuestión muchas prácticas tan cotidianas, que como que resulta molesto que se identifique como situaciones de desigualdad. Es del tipo ‘pero es que esto no lo estoy pensando para hacer ningún mal nadie ni para generar ninguna discriminación’, y entonces no soy consciente de que estoy generando algún tipo de discriminación a partir de prácticas cotidianas muy chiquitas, aparentemente, pero que tienen una consistencia muy, muy importante”.
El humor sería la clave para “desmontar esa incomodidad, que por otro lado es normal que se produzca, porque estás apuntando a cosas que están encarnadas, que pasan por el cuerpo. Por eso la gente de repente se siente culpable de cosas que nunca había pensado que podrían resultar una contribución a esa desigualdad. Evidentemente a nadie le gusta verse en esa posición, pero es algo que nosotras mismas en muchas ocasiones también podemos reproducir sin darnos cuenta. Creo que en lugar de tener miedo a visibilizarnos desde ahí, es reconocer nuestras propias vulnerabilidades, nuestras propias complejidades, y trabajar desde ahí. Pero trabajar en un sentido positivo: vamos a ver cómo reconstruir desde ahí”.
Interseccionalidad
En su visita a la Facultad de Humanidades de la UV, la profesora Carmen Romero participó de dos actividades, correspondientes al objetivo de vinculación con el medio del Doctorado en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad.
La socióloga participó en un conversatorio con organizaciones sociales, que contó con la asistencia de alrededor de 50 personas, estudiantes de la UV, alumnos y alumnas de colegios, representantes de la organización La Huacha Feminista, de la Red de Género y de la Secretaría de Género de la UV. La conversación se inició con una exposición de Carmen Romero, sobre cómo llegó a ser militante feminista; se refirió a la Casa La Caracola en Madrid y las diversas acciones que han realizado en los últimos quince años.
Por otro lado, la académica dictó la conferencia “Vulnerabilidades y cuerpos: un intento por repensar la interseccionalidad”. Allí presentó la perspectiva interseccional desde el feminismo.
Al respecto, explica: “La perspectiva interseccional lo que plantea es que no solamente se puede considerar el género como un eje, como un elemento constitutivo de las desigualdades, sino que siempre está atravesado, constituido por otro conjunto de diferencias que también tienen un peso en las relaciones de poder que nos constituyen. Cuestiones como la clase, cuestiones como la posición y la sexualidad, la raza, la etnia, la nacionalidad, cómo esto afecta”.
La perspectiva interseccional, acota la socióloga, “que lleva al menos desde los ’80, aunque el término aparece en 1989, que lo enuncia Kimberlée Crenshaw, pero recoge ya una tradición que venía existiendo dentro del tema del feminismo. Lo que pasa es que el término perspectiva interseccional como que ha cuajado dentro del ámbito feminista y de alguna manera se ha extendido. Entonces, es el término paraguas, que se recoge dentro del feminismo, para hablar de todo este conjunto de cosas”.
Privilegios y vulnerabilidades
Según manifiesta Carmen Romero, hay quienes abordan esta perspectiva “única y exclusivamente por una cuestión de discriminaciones múltiples, y esto se está trabajando así incluso desde el ámbito de políticas públicas. Pero, por ejemplo, hay también toda otra tradición que está considerando que la perspectiva interseccional puede ser una forma de considerar cómo se están conformando las subjetividades, y en ese sentido no solamente hacen ver a las posiciones tradicionalmente vistas como marcadas como otras, como vulnerables, dependientes, etcétera, sino también atender a cómo están constituidos los privilegios. Y por otro lado, considerar cómo, en esta articulación de privilegios y vulnerabilidades, no solamente hay unos cuerpos que son siempre vulnerables y otros cuerpos que son siempre privilegiados, sino que la distribución de privilegios y vulnerabilidades depende de relaciones más contingentes, aunque están inscritas en variables históricas, quiero decir, que tienen mucha consistencia, pero al mismo tiempo, dependiendo del tipo de relaciones, pueden ser desplazadas”.
Finalmente, explica que “llevo trabajando ya unos años con una profesora de la Autónoma de Barcelona, que se llama Marisela Montenegro, y a partir de muestra experiencia investigadora, fundamentalmente trabajando con mujeres migrantes en España, lo que estamos es haciendo una propuesta de reelaboración del concepto. Acá vengo a compartir esa propuesta, acudiendo a algunos ejemplos de mi propio trabajo de investigación”.