“Democracia en el Chile actual” fue el tema sobre el cual giraron los análisis y planteamientos de los expositores que intervinieron en la tercera sesión de la temporada 2023 de Diálogos para la Democracia, ciclo de seminarios al que convoca la Universidad de Valparaíso para promover la reflexión sobre diversas materias de interés nacional, desde una perspectiva amplia, franca, respetuosa y pluralista.
En esta ocasión, los invitados fueron el sociólogo, analista político y doctor en Filosofía, Max Colodro; la consejera constitucional y presidenta de Evópoli, Gloria Hutt; el abogado, máster en Derecho y diputado vinculado al Partido Socialista, Tomás de Rementería, y la antropóloga social y senadora del Partido Comunista, Claudia Pascual.
El encuentro tuvo lugar en la Biblioteca de la Facultad de Humanidades y Educación y convocó a más de un centenar de docentes, estudiantes, público general y autoridades institucionales, entre las cuales estuvieron presentes el rector Osvaldo Corrales; la secretaria general de la UV, Nicole Selamé; el vicerrector académico, Carlos Becerra, y el decano y la vicedecana del plantel anfitrión, Pablo Aravena y Ángela Vallejos, respectivamente.
La tercera sesión de la temporada 2023 de Diálogos para la Democracia se inició con una breve introducción que estuvo a cargo del periodista Ramón Ulloa, quien nuevamente ofició de moderador.
El primero de los panelistas en hacer uso de la palabra fue Max Colodro, quien de entrada argumentó que la democracia en Chile, en el contexto global de debilitamiento que exhibe este sistema político en la actualidad, presenta una compleja singularidad: la enorme controversia que genera su Constitución.
Al respecto, el sociólogo, analista político y doctor en Filosofía sostuvo que nuestro país sigue sin ponerse de acuerdo sobre las reglas del juego político y del modelo de sociedad a los que aspira o espera tener, fenómeno que a su juicio ya existía antes del Golpe de Estado de 1973 y que no logró ser resuelto tras el retorno a la democracia.
Según Colodro, la llegada de Sebastián Piñera al poder, que dio inicio a un nuevo proceso de alternancia en el poder entre la derecha y la izquierda, parece haber resucitado la discusión sobre la Constitución y el modelo económico que nos rige, la que en apariencia pareció estar debilitada durante la transición.
Entonces, tenemos que en Chile sigue existiendo un desacuerdo democrático de fondo, que se profundizó a partir de 2010 y exacerbó desde el 18 de octubre de 2019. La paradoja es que en todo este tiempo no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo —como país, como sociedad— para generar una nueva Constitución que nos dé las reglas del juego y un modelo de sociedad que nos permita satisfacer mejor nuestras necesidades. El problema es tal que, ahora, se apruebe o rechace la segunda propuesta constitucional, este desacuerdo permanecerá.
Baja calidad y participación
Un panorama aún más controvertido y sombrío planteó la senadora Claudia Pascual. La parlamentaria del PC dijo que después del quiebre democrático de hace cincuenta años, en Chile la democracia no ha podido recuperarse.
Después de 1973, la verdad es que tenemos una democracia de muy baja calidad. Este es un tema central, y no sólo desde el punto de vista teórico, sino que efectivamente en lo concreto. Desde ese enfoque, una democracia que no siempre es plenamente participativa, que no siempre contempla todos los puntos de vista y que por sobre todo se combina con altos estándares de individualismo, de segmentación societal, entre otras cosas, nos desafía a tener más y mejores formas de participación y, por otro lado, a ser capaces de responder de mejor manera a las demandas de la ciudadanía.
—afirmó la también antropóloga social y exministra de Estado
A lo anterior, Pascual sumó el problema que para ella supone la existencia —todavía— de cierta intención o apego en ciertos sectores de la sociedad chilena por querer “inconstitucionalizar” determinadas ideas o puntos de vista, que en su opinión son absoluta y perfectamente democráticos. En tal sentido, precisó que incluso la política de los consensos quedó presa de lo anterior, lo que en definitiva representa un atentado contra la diversidad.
El diagnóstico de la senadora del PC fue compartido en parte por el diputado Tomás de Rementería, para quien la realidad que vive el Chile en estos momentos está cruzada por una serie de problemas, demandas y desafíos insatisfechos.
Hay cambios importantes que han contribuido a generar cambios en la manera en que la gente percibe hoy la democracia: el paso del voto voluntario al voto obligatorio, los desafíos que implica la digitalización de la política, el hecho de que el ciudadano esté menos apegado a los partidos políticos y más a su libertad, así como, también, las amenazas que suponen algunos problemas no resueltos, como son el tema constitucional y la tremenda acumulación de la riqueza.
En ese plano, de Rementería aseguró que los dos complejos procesos constitucionales en los que se ha visto involucrado Chile en los últimos cinco años, tampoco han quedado al margen de esa realidad, como resultado de una falta de entendimiento por parte de los partidos, de ciertas organizaciones y de los principales actores de la sociedad, de que una Constitución no puede ser concebida como un programa político.
La Constitución de 1980 fue concebida también como tal y, desde entonces, parece que esa visión o ese modo de entender lo que implica una 'carta magna' no nos ha abandonado.
'Proteger' la democracia
La última de las exposiciones que consideró la tercera sesión de la temporada 2023 de Diálogos para la Democracia UV estuvo a cargo de la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, quien sostuvo que el principal problema que enfrenta Chile en estos tiempos es la aparente incapacidad de sus fuerzas políticas para ponerse de acuerdo, fenómeno que —recordó— fue lo que llevó al país al colapso hace medio siglo.
La actual consejera constitucional y exministra de Estado aseveró que le preocupa que las nuevas generaciones de chilenas y chilenos banalicen a veces lo importante que es saber vivir en democracia y cuidar de ella, fenómeno por el que —a su entender— han transitado de igual manera los dos procesos constituyentes surgidos tras el denominado estallido social, cuya legitimidad y afecto social han estado en entredicho.
Es un hecho objetivo que la democracia está en riego en todo el mundo, no sólo en Chile. Y cuando vemos la cantidad de países que están bajo democracias plenas o perfectas nos damos cuenta de que ellas son una minoría respecto de las que podrían ser consideradas como imperfectas o no democráticas. Este es un riesgo enorme, porque la democracia es la que nos permite una cierta estabilidad y equilibrio para la vida social y política, así que es un punto de preocupación. A veces damos por hecho que porque vivimos en un país que se declara democrático estamos asegurados. Pero no, de ningún modo. Alguien dijo con palabras muy sabias que la libertad tiene enemigos y hay que trabajar para proteger la libertad. Lo mismo cabe para la democracia.
—sentenció Gloria Hutt