Con cámaras trampa distribuidas en 34 puntos de observación, guardaparques de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) lograron captar inéditas imágenes del felino silvestre más pequeño de América, el gato güiña (Leopardus guigna), en el sector Palmas de Ocoa del Parque Nacional La Campana, en la comuna de Hijuelas, sitio en que no había registro de esta especie.
En la misma zona, además, mediante el uso de los dispositivos, los funcionarios descubrieron ejemplares del jote de cabeza colorada (Cathartes aura jota), ave carroñera y familiar del cóndor andino que no había sido identificada antes con fotografías.
“Durante el año 2019, gracias a estas cámaras de vigilancia, que tienen sensores de movimiento y funcionan las 24 horas, registramos al gato güiña, por primera vez, en el sector Granizo del parque, en Olmué. Pero, hasta ahora, no teníamos antecedentes de la presencia de esta especie en Palmas de Ocoa”, explicó el director regional de Conaf, Sandro Bruzzone.
Añadió que “se trata de un importante hallazgo, que reafirma el éxito del sistema de monitoreo con cámaras trampa que implementamos, por cuarto año consecutivo, para estudiar el comportamiento, las amenazas y los sitios de ocupación de los objetos de conservación carnívoros”.
Bruzzone destacó que “esta investigación considera a siete carnívoros nativos, de los cuales hemos captado e identificado a cinco: el zorro culpeo, el zorro chilla, el gato colocolo, el gato güiña y el quique. No hemos registrado aún al chingue ni al puma dentro de la unidad”.
Por su parte, el guardaparques y encargado del sistema de monitoreo del Parque Nacional La Campana, Cipriano Núñez, precisó que “el gato güiña es un tipo de leopardo, que se encuentra en categoría de conservación vulnerable, de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Pesa entre 1,8 y 2,5 kilogramos, y se alimenta de aves, reptiles y roedores”.
Sobre el jote de cabeza colorada, resaltó que “se alimenta casi exclusivamente de carroña, para lo cual localiza cadáveres con su aguda visión y gran sentido del olfato, ayudando a su degradación”.
Finalmente, Núñez sostuvo que “luego de analizar las imágenes de las cámaras trampa, comprobamos que los jotes presentaban un buen estado de salud externa. Esto es importante, sobre todo si consideramos que el año 2019, en Antofagasta, el SAG rescató a un ejemplar con viruela aviar, una enfermedad que no se había observado antes en el hemisferio sur, y que podría ser mortal para esta especie y para otras, como el cóndor andino”.