Perfectamente Gerardo Astudillo podría ser considerado el “Gepetto” chileno, ya que entre sus variadas creaciones de marionetas en madera la que logra hacer del legendario personaje infantil Pinocho es una de las más bellas y acabadas.
Entre los exponentes destaca talentoso artesano de Putaendo con sus marionetas de madera
Y es que este talentoso artesano de Putaendo debe ser uno de los pocos creadores de este rubro que siguen vigentes en Chile. Con madera, sus manos e inventiva, va dándole vida a cebras, elefantes, jirafas, llamas, gorilas, perros y de manera muy especial al personaje principal del cuento del italiano Carlos Collodi, conocido por no poder evitar que le creciera la nariz cuando decía mentiras.
Está cumpliendo un cuarto de siglo dedicándose a este noble oficio y desde principios de este año cuenta con un flamante taller que se adjudicó gracias a un proyecto de inversión de INDAP, que le permite tener un mejor espacio de trabajo para la elaboración de sus hermosas piezas de artesanía.
Es en este espacio es donde participó de la grabación de un video que formará parte de la campaña “Mi Casa/Mi Taller”, que el Programa Artesanía UC está exhibiendo en redes sociales, con apoyo del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y el Centro de Artesanía Montecarmelo.
La idea de esta iniciativa es poner en valor el trabajo de los creadores del mundo rural en estos tiempos de pandemia, a través de la captura íntima de la labor que desempeñan. Una tarea silenciosa, desconocida y a veces solitaria, que conecta sus manos con maderas, piedras, fibras vegetales, cueros, metales, lanas y otras materialidades.
El proyecto, que arrancó en abril y se prolongará hasta agosto, mostrará en pequeñas piezas audiovisuales, grabadas en forma doméstica, a 45 artesanos tradicionales del territorio nacional, todos ellos ligados a la Agricultura Familiar Campesina y usuarios de INDAP, maestros en sus oficios y permanentes protagonistas en las principales ferias de artesanía y decoración.
El encargado nacional de Artesanía de INDAP, Saúl Pérez, cuenta que el proyecto se llama Mi Casa/Mi Taller porque es ahí donde estos cultores pasan la mayor parte de su tiempo, creando identidad y belleza, y donde hoy también están viviendo la crisis sanitaria. Si bien su labor no se ha detenido, sí han visto afectados sus ingresos, ya que no hay ferias donde puedan comercializar sus piezas y sus ventas directas se han reducido, en la mayoría de los casos, al mínimo.
Según Pérez, producto de esta situación hay artesanos que han tenido que comenzar a trabajar en otras labores y muchos están recurriendo al trueque para mantener su economía. “Por eso esta cruzada también busca promover las ventas de los artesanos, “porque así, quienes puedan, estarán ayudando a una familia campesina y salvaguardando nuestro patrimonio cultural”.
“Me parece muy interesante este proyecto. Muchas veces los artesanos rurales no manejamos la tecnología y ahora podemos mostrar a través de estos videos nuestro trabajo. Agradezco y me siento orgulloso de ser el único de la región que estará presente. Es una fórmula interesante de poder promocionar lo que hacemos, ya que por la pandemia no tengo ingresos desde enero, afortunadamente he sido ordenado y me he podido mantener un poco más tranquilo hasta el momento”, manifestó Gerardo Astudillo.
Otra artesana que ya apareció en los videos —que se pueden revisar en el Facebook y el Instagram de Artesanía UC— es Sandra Arriaza, cestera en hojas de choclo de Pichidegua, quien hace 20 años comenzó a trenzar las hojas del maíz de guarda, que cosecha entre febrero y abril, para hacer flores, angelitos, canastas y carteras. “Es un material noble que se puede moldear y trabajar al natural o teñido”, cuenta en el rincón donde comparte oficio, música, conversaciones y labores hogareñas con sus hijas.
El joven mapuche José Neihual también muestra su casa-taller en la Comunidad José Neculfilo, en Carirriñe, comuna de Panguipulli. Tercera generación de artesanos en madera, comenzó haciendo cucharas y pocillos y hoy se dedica a piezas tradicionales de su pueblo, utilitarias y decorativas. Usa troncos de laurel, radal, lingue, avellano, castaño y raulí que rescata de montañas y cerros, y entre sus trabajos destaca el Llahuín, batea que se usa para contener, trasladar y lavar el trigo, el mote y el maíz y que le valió el Sello de Artesanía Indígena 2017.
Con el cierre de tiendas donde entregaba sus piezas, José bajó sus ventas considerablemente, “pero hay algunos clientes que no me han abandonado y eso se agradece”. También comenta que en su pueblo la gente se ha vuelto más unida y generosa, “lo que es bueno porque había mucho egoísmo”. Aunque al inicio de la crisis hizo algunos trabajos de maestranza, hoy volvió a enfocarse en su arte: “Hay que cuidarse y tener paciencia, no queda otra”.
También han participado en los videos Matilde Painemil Millanao, artesana textil, y Lorenzo Cona, orfebre, ambos mapuche, de Padre las Casas; Ynes Carter, cestera en crin de caballo de Rari y presidenta de la Agrupación Maestra Madre; Juan y Gabriela Ferrada, artesanos textiles de Quillón; Mercedes Huincateo, tejedora de pilwas de Puerto Saavedra; Elizabeth Choque, artesana textil aymara de Pozo Almonte, y Juan Carlos Orellana, artesano en cobre de Machalí, entre otros.